MARTIRIO

“Hay mujeres a las que nadie les manda, que obedecen su propia voz y nadie engaña, y eso te lo puedo asegurar”. Así hablaba Martirio en una entrevista hace más o menos una año sobre la gran Chavela Vargas, a quién rinde tributo en su último trabajo: “De un mundo raro (cantes por Chavela Vargas)”, escoltada por la guitarra de su hijo, Raúl Rodríguez. María Isabel Quiñones Gutiérrez es el verdadero nombre de la artista onubense. Tras formar parte del grupo Jarcha (los de la famosaLibertad sin Ira) en la década de los 70, en 1986 publicó su primer disco: Estoy mala. A partir de ahí comienza la carrera de una artista en constante evolución, pionera en la recuperación y actualización de joyas de la música popular española y sudamericana.

Su imagen enigmática y sofisticada es la tarjeta de presentación de una artista viva, siempre curiosa, moderna y vanguardista. Durante más de tres décadas de carrera, Martirio ha renovado la copla española, dotándola de la universalidad que merece y librándola de ataduras del pasado. Se ha sumergido en el flamenco, en el jazz, la bossa nova, el tango, el bolero, el pop, el rock e incluso las sevillanas, nadando muy adentro para regalarnos su esencia. Con su estética tan particular y sus famosas Peinetas logró convertirse en un icono conceptual.

Arrancó la actuación en Sallent con la guitarra de Raúl introduciendo Luz de Luna, mientras la artista andaluza esperaba entre bambalinas. Unos instantes más tarde, Martirio hacía acto de presencia en el escenario ante una ruidosa ovación. La expectación era grande. Evidencia confirmada al echar un vistazo a la zona de Los Mercados del Mundo, completamente abarrotada.En un mundo raro, El Andariego, La noche de mi amor y Quisiera amarte menos proclamaron los primeros "olés" de la velada. Madre e hijo saben a lo que juegan. Pueden gustar más o menos, pero su incuestionable autoridad encima de un escenario atrae todas las miradas. Y es que ya son muchos años girando por el mundo.

Raúl Rodríguez aprendió a amar la música en casa, en el entorno de la contracultura sevillana de los ’70 y ’80. Comenzó como batería y guitarrista eléctrico de blues y rock. Se formó como guitarrista flamenco estudiando el Toque de Morón. Se licenció en Historia y Antropología naturaleza Cultural para comprender mejor la de nuestras músicas populares y, a través de los viajes y contactos con las músicas latinoamericanas, realizó la primera incorporación del Tres cubano al Flamenco hasta diseñar un nuevo instrumento, el “Tres Flamenco”. Ha trabajado con nombres como Jackson Browne, Jorge Pardo, Guillermo McGill, Manuel Molina, Silvio y sus Diplomáticos, Luis Pastor, Ojos de Brujo, María Jiménez, Peret, Cathy Claret y otros muchos artistas. Y ha tocado en directo con artistas como Enrique Morente, Compay Segundo, Chavela Vargas, Jorge Drexler, Soledad Bravo, Carlos Núñez, John Cale, Jerry González o Raimundo Amador entre otros. Su currículum es un "all star".

Siguieron desgranando su homenaje a "La Chamana" con Sombras, La Llorona, La Sandunga y Las simples cosas. De manera excepcional, interpretaron el disco al completo, exceptuando Las ciudades. El respetable ya estaba a estas alturas completamente entregado al arte de La Martirio y su retoño. Siguieron animando los corazones con la habitual simpatía y gracia de la coplera, con clásicos que aparecían en sus anteriores trabajos. Volver, Es mejor vivir así, la muy celebrada Bien pagá o Como a nadie te he querío.

El público que atestaba el espacio de Sallent asistía encantado al espectáculo. Nadie mostró el más mínimo ademán de moverse de allí, embelesados por la copla moderna de la cantante andaluza. Por supuesto, cuando la concurrencia sospechó que el show llegaba a su fin, reclamaron con entrega los correspondientes bises. Cayeron dos: Ojos Verdes y Sevillanas. Mención especial hacia un público espectacular, ataviado con peinetas de fabricación casera en homenaje a la artista, que agradeció el gesto y quedó maravillada con semejante muestra de afecto y respeto por parte de sus fans.